1 de octubre de 2010

Breve historia de la trompa



   Los primeros cornos fueron utilizadas en la caza y en la guerra y eran de origen animal. A partir del siglo XVI, su cuerpo aparece enroscado o en espiral y recibe el nombre de corno natural.
Los cornos antiguos eran más sencillos que los modernas, estos eran hechos de tubos de metal y tenían una abertura "estallada" (pabellón o campana). Eran originalmente usados en la cacería, a menudo montando a caballo. El cambio de tono era efectuado enteramente por los labios. No fue sino hasta el siglo XIX que fueron equipados con válvulas.

   El corno (o, muchas veces, pares de cornos) a menudo invocaban la idea de cazar, o, en el barroco, a representar nobleza, realeza, o divinidad.
Los cornos antiguos estaban afinados comúnmente en tonos de fa, mi, mi , si y do, y ya que las únicas notas disponibles eran ésas en las series armónicas de uno de esos tonos, no había habilidad de tocar en diferentes tonos intermedios. El remedio para esta limitación era el uso de "curvas" o "tonillos", es decir secciones del tubo de diferente longitud que, insertados, alteraran el largo del instrumento, y así su tono.
Finalmente, los intérpretes de corno francés comenzaron a meter la mano derecha en el pabellón para cambiar el largo del instrumento, ajustando la tonalidad, hasta un tono. Esto ofrecía mayores posibilidades para tocar las notas no en las series armónicas usadas para una sola pieza. Durante el período clásico, el corno se convierte en un instrumento capaz de tocar muchas melodías.

   Alrededor de 1815, el uso de pistones (elementos que al ser pulsados suben y bajan dejando pasar así el aire) fue introducido, abriendo mucha más flexibilidad para tocar en diferentes tonos; de hecho se convirtió enteramente en un instrumento que usa completamente la escala cromática por primera vez.
Sin embargo, muchos conservatorios e intérpretes tradicionales rechazaron el cambio al principio, reclamando que el corno sin válvulas, o "corno natural", era un mejor instrumento. Algunos intérpretes utilizan, aún en la actualidad, un corno natural, aunque sólo para lograr el timbre para el cual una pieza antigua fue escrita.